Volcán Arenal tierra sagrada de los Malekus, hoy, mañana, y por siempre.

Cuenta la leyenda Maleku que  “Tocú laca” era uno de los lugares donde habitaba su dios. Cada vez que el majestuoso volcán emanaba fumarolas, Tocú estaba mostrando su dominio y poder a través del fuego del magma. En sus alrededores los Maleku se asentaron para vivir cerca de la casa de Tocú, la tierra del fuego sagrado y mantener su furia apagada.

La tribu se reunía a las faldas del coloso  para suplicar protección, fortaleza  y sabiduría, con  ofrendas de cacao rendían culto al soberano para evitar su ira. No cualquiera alcanzaba escalar sus faldas, solo quien  tuviera el manto podría acceder al lugar sagrado. Aquel que estuviera dispuesto a llegar a las entrañas, tendría que cubrir su cuerpo de barro volcánico y aceite, para teñir su piel y obtener la fortaleza de Tocú. Debía  solicitar el permiso de los ancianos,  pero, no de cualquiera, debía ser aquel que mantuviera la devoción total a Tocú y su sabiduría intacta. Solo el decidiría si aquella persona podía aproximarse a lo más profundo y denso del bosque de la tierra sagrada.

Los ancianos interpretaban los mensajes que Tocú enviaba con cada estruendo del volcán Arenal y los trasmitían  al pueblo. Las coladas de lava traían consigo mensajes que advertían de algún acontecimiento que sucedería, o recordaban algo que estaba pasando y la aldea no podía percibir. El gran creador exigía respeto y devoción a la tierra sagrada, a cambio de su protección en todo momento y lugar.

Un día, a sus tierras llegaron forasteros que invadieron y trajeron consigo la destrucción del bosque y la maldición para el pueblo. Los Malekus huyeron para salvar sus vidas a tierras altas y lejanas. Al ver Tocú que los tiempos de paz y armonía se habían alterado,  manifestó su ira con una erupción de fuego, gases y rocas, que provocaron la muerte de personas que merodeaban la tierra regida por el soberano.

Al llegar tal desgracia  a oídos de los Malekus,  la tribu se postró y con el cajúli en mano imploraron al creador una, y otra vez, que no extendiera la ira sobre el hombre. La ira no se detuvo.  Uno de los sabios ancianos tomó a una criatura que no sobrepasaba los 4 años, lo alzó diciendo estas palabras: “este es tu discípulo, te pertenece, no extiendas tu ira que aquí está tu discípulo, tómalo, es tuyo” minutos después el volcán dejó de hacer erupción, y la calma volvió.

 El pueblo envió un mensaje a los no Malekus diciéndole, “no hagan que la ira de Tocú vuelva a extenderse sobre la tierra, pueden ir en paz”.  Meses después el discípulo entregado a Tocú falleció, y mora hoy en día  en el seno de Tocú. Desde aquel entonces “Tocú laca” permanece en calma. Se dice que solo los Maleku pueden pedir por su tranquilidad.

Los ancianos Maleku, saben desde antes que muy pronto han de dejar la tierra y de antemano aconsejan a sus familias y les dicen que en dirección a “Tocú laca” deben orientar su cabeza, para así poder vigilar y descansar junto a Tocú en su bosque sagrado.

Filosofía Maleku

Casasaja quille tafinhe airrecu marama ninha maracunulle atatia clonhafa nircuanh marama cuerreja marama atepe acacafa mirichululumarama.

Chifa apufa clónhafa ma anhe, épeme acacafa eneque irricuanhe, purani chifa ninhanhefa ma anhe, eneque marama curijuri taca eneque marama ochapaca marama, tan chifa ninhanhefa ma anhe, purani jue apufa ma core, ma chia, ma tain, ma tóco, mas joquichia, ma chuqui, ma fiji, chifa ninhanhefa ma anhe, nenhataunha menhentocsufamarama, nenhataunha ina mi lequi iriuchille, nenhataunha ina mi fiji iriuchille, nenhataunha Jaica oco mijainhe purani chifa ninhanhefa ma anhe.

Nifaru acacafa ma anhe o ma putuco mapcarrajeca ofa o ma jutu carrani yu ufilla irritaiquille, tan o eneque marama chifa ninhanhefa ma anhe.

(Traducción al Castellano)

Los ancianos dejaron dicho, amigos esto es nuestra filosofía para ver a todos como hermanos a aquellos que no son nuestra sangre y así no generar conflictos entre ellos y nosotros. Todos somos iguales, ninguno es diferentes, ya que todos somos iguales, algunas son mujeres y otros somos varones, pero todos somos iguales ya que todos tenemos cabeza, nariz, orejas, pies, rodillas, ojos, todos somos iguales, no importa de dónde venga, no importa su color de piel, no importa el color de sus ojos, no importa el idioma que hables porque todos somos iguales.

La única diferencia entre ustedes y nosotros está en la forma en como pensamos y lo que sentimos con el corazón, por lo demás, todos somos iguales.

Narrada por: Anciana Maleku
Traducida por: Fil Alvares Elizondo (Maleku)

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